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El funcionario de la mesa 13

El funcionario de la mesa 13 El ciudadano Joskar K. entró en las oficinas de la Seguridad Social situadas junto al museo arqueológico en Madrid, y tomó un ticket que le encaminó hacia el "Área B". En contra de lo que muchos pensarían, su turno llegó pronto, en apenas diez minutos, en cuanto la mesa 13 quedó libre:

- Buenos días - dijo K.
- Dígame - Apremió el funcionario.
- Bien, necesitaría el listado de las retenciones de las pensiones de mis padres, para la declaración de la Renta.
- ¿Trae autorización firmada por ellos?
- No, la razón es ...
- Entonces no podemos hacer nada.
- Escuche, no puedo traer ninguna autorización, mi padre falleció el año pasado.
- Mmm... de acuerdo, pero si su madre vive debe usted traer la autorización firmada por ella.
- Será difícil, mire: aquí tiene su documento de identidad original, podrá comprobar que figuran tres líneas en lugar de la firma ¿No es la forma estándar de indicar el titular no puede firmar? Es por causa de una grave enfermedad. ¿No es suficiente?
- No. En tal caso debería acompañar un certificado redactado por su médico, donde se atestigüe el defecto físico que impide la firma de documentos, o un poder notarial que le autorice a usted para gestionar estas cuestiones. De manera que, con lo que usted me trae aquí, no podemos hacer nada.
- ¡Pero si traigo los DNI originales! Puede usted comprobar que todo está en orden... Por otra parte, la información que le pido es inocua, sólo son listados de retenciones de pensiones, ¿qué riesgo de fraude podría existir por mi parte? ¿Por qué tanta precaución?
- Bien, vamos a hacer una cosa. Debe usted saber que esta situación es muy irregular, y en condiciones normales no podría darle la información que solicita. Pero voy a hacer una excepción, ¿me comprende?. Insisto: esto no se puede hacer, debe quedar claro.

Ante la rendida perplejidad del ciudadano K., dos papeles emergieron por la impresora.

- Aquí tiene - dijo el funcionario.
- Gracias, ha sido usted muy amable...
- Ha tenido suerte hoy.

Mientras K. se levantaba, aprovechó su buena suerte del día para hacer otra consulta más.

- Disculpe, he visto en internet que los listados de ingresos y retenciones laborales (en este caso ya son los míos) pueden obtenerse de la página web de la Seguridad Social. Sin embargo, al no tener certificado digital no he podido obtenerlos. Ya que estoy aquí y traigo mi dni, ¿sería mucha molestia que me los imprimiera?
- No es posible, debe usted ir a Hacienda.
- ¿Hacienda? Pero yo he visto este servicio en la web de la Seguridad Social.
- Debe ir a Hacienda. Y lo que es peor, si necesita usted esos datos para la declaración de la renta, va a tener problemas, ya que debe pedir cita en las oficinas de Hacienda, y es muy probable que el plazo finalice antes de la fecha que le asignen.
- Esta vez no he tenido tanta suerte.
- No.
- Gracias de todas formas.

K. salió de las oficinas de la Seguridad Social sintiéndose arrastrado por el caos de invisibles mareas burocráticas. Pero la vida se caracteriza por luchar incluso cuando todo está perdido, así que... ¿por qué no ahora?
Treinta minutos después, K. entraba en las oficinas de Hacienda en Guzmán el Bueno y en menos de un minuto, sin pedir cita, estaba en la cola dedicada en exclusiva a Renta 2006. En pocos minutos llegó el turno, y un increíble papelito, milagroso objeto, con los ingresos y retenciones laborales del año 2006 se posó grácilmente en las manos de K.
Aquél día K. tuvo suerte, en su errático rebotar en el pinball de funcionarios consiguió evitar caer en el pozo de la frustración. El "vuelva usted mañana" fue esquivado por esta vez.
La vida nos zarandeará con mayor o menor intensidad, pero será mañana, hoy ya no.

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