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Sailor Worlds

Historias de Manu (II)

Historias de Manu (II)

 

 

 

 

 

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“Royal de Luxe busca cartas de amor, preferiblemente en español o portugués”


Terminada la ingente tarea del bricolaje, puestos a buen recaudo en el interior del barco los fuegos artificiales, las llamas oxihidricas, las maquinas de las maravillas, los generadores de energía, los cañones (si, para disparar las cartas de amor), las poleas, las cintas transportadoras, los vestidos de las damiselas del rey Sol, las pelucas de los nobles, los uniformes napoleónicos, las cúpulas del Kremlin y el libraco de nueve toneladas el Melquíades-Ciudad de Nantes zarpa del puerto. El Melquíades, sin hundirse ni sufrir grandes averías, cruza el charco y llega, por fin, sano y salvo a La Guaira, Venezuela.


Es la inauguración del festival internacional de teatro y danza de Caracas, en la gran avenida de la capital de Venezuela. A las cuatro de la tarde y con treinta grados de temperatura, el espectáculo deja embobados a los venezolanos. Se trata de una procesión de centuriones romanos, galos ariscos , nobles con pelucas, jacobinos, Napoleón y sus tropas, soldados macilentos de la primera guerra mundial, Robespierre y placidos oficinistas franceses de picnic que parecen salidos de una película de Tati.


Un par de millas de pura locura; quince mil caraqueños, que pronto son ya veinte mil, contemplan el espectáculo. Mas y mas gente se incorpora y se mezcla con la procesión, bailan la música que esta rebosa, siguen a los actores que interpretan, entregados, sus papeles.

Es una locura total , un carnaval que cuenta historias de otro continente y que quizás la gente que sigue el desfile contemple por primera vez.


Hacia el final del espectáculo, repasados ya todos los símbolos , bonitos y feos, de la historia de Francia, así, desplegada mediante maquinas humeantes, llega el Aéropostale, un artefacto espantoso y salpicante con largas cintas transportadoras, sacas colgadas , empleados de correos que sellan cartas frenéticamente y dos bocas de fuego que apuntan al cielo como enormes morteros y disparan a gran distancia, sobre la multitud que observa baila y se admira, cientos de cartas de amor dirigidas por cualquiera a cualquiera.


La vorágine de espectaculo, luz y color se repite alla donde van. Recorren casi toda sudamerica y centroamerica y la gente alucina por igual, preguntandose de donde habrán salido estos locos maravillosos...


Por las noches, todas las que permanece atracado en el puerto, el buque constituye la atracción. El viejo y oxidado Melquíades se abre, como una ballena de Jonás moderna, a la gente que quiera verlo y pasear por una calle de Paris.


Y como todo lo que comienza debe terminar esto no es la excepción. Con tristeza, y mas penosamente que la ida, Melquiades y su trupe vuelven a Europa. Cargo Tour 92 terminó y atrás quedaron los inagotables problemas economicos por los que por poco se anula la gira. Las ayudas estatales que no llegan, los patrocinadores que se echan atrás la última hora, los medios de comunicación que son presionados por los gobiernos conservadores y se niegan a publicitarlo. En fin, solo quedan los buenos recuerdos y el dulce sabor de saber que el esfuerzo merecio la pena. Vaya, si lo valió. Y enseguida esas cabezas, acostumbradas a idear lo imposible, vuelven a maquinar

(... continuará)


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